Paté fresco de guisantes

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Descubrir los innumerables y sabrosísimos patés vegetales que podemos preparar en casa de forma rápida y sencilla ha supuesto uno de mis grandes hallazgos este año.

Aún así, debo confesar que las versiones tradicionales nos siguen encantando. Es muy difícil decir que no a un buen foie de pato, un paté de hígado de cerdo ibérico, uno de carne de caza o, por ejemplo, un paté de cabracho. Seamos honesto y reconozcámoslo: Tan cierto es que son deliciosos como que no resulta del todo recomendable que los consumamos de manera habitual.

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Hay patés vegetales, como la sobrasada vegana que compartí en el blog hace un tiempo, que buscan ser trampantojos a la vista y el paladar de sus versiones carnívoras originales. Otros, en cambio, tienen pretensiones más humildes (¡bravo también para ellos!) y solo aspiran a sorprendernos con su sabor, su textura, su aroma o su versatilidad para emplearlo en la cocina.

Una gran idea es no limitarse a usarlos untados en pan o para mojar nachos o crudités (aunque estas no son precisamente malas opciones). A mí me encantan como salsas para las ensaladas, la pasta o el pollo. Los hay más salados o más dulzones, más finos o en versión rústica, que se toman fríos, templados o indistintamente… Entre sus ingredientes suelen combinar verduras, legumbres, frutos secos, semillas, aceites vegetales, hierbas frescas y especias.

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Pronto iré compartiendo con vosotros los que más nos gustan, como el baba ganoush, mutabal o crema de berenjenas, un montón de versiones diferentes del hummus o paté de garbanzos, variantes de pestos, etc., pero hoy os traigo la ultima adquisición: el paté fresco de guisantes.

Ya me contaréis los bueno que está y en todo lo que lo habéis utilizado. Solo es cuestión de saborearlo y dejar volar vuestra imaginación ¡A comer!

INGREDIENTES

  • 250 gr de guisantes
  • 2 cucharadas de tahín
  • 1 diente de ajo
  • el zumo de 1 lima o 1 limón
  • 15 hojas aprox. de hierbabuena fresca
  • ½ cucharadita de sal
  • 1 pizca de comino

PREPARACIÓN

Poner los guisantes en agua hirviendo y escaldar unos 2 min. Escurrir y refrescar con agua fría para conservar su color verde intenso. Colocar todos los ingredientes en la batidora o el robot de cocina y triturar hasta mezclarlos bien y obtener una pasta espesa. A mí me gusta que no quede fina del todo, notando ligeramente la textura de los guisantes y la hierbabuena fresca. En un frasco hermético en el frigorífico puede conservarse durante varios días.

 

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