El verano es sinónimo de calor y el calor lleva indiscutiblemente de la mano a los maravillosos helados ¡Nos encantan! Nos vuelven locos en todos sus formatos y sabores. La cuestión es que problemas derivados del consumo de ciertos de sus ingredientes hace que muchos hayamos comenzado a resistirnos e intentemos mantenerlos alejados de nuestra dieta.
Los helados industriales están llenos de colorantes y saborizantes artificiales que reducen enormemente la calidad de estos como alimento. Incluso si hablamos de helados artesanales o caseros estaremos ante un dulce manjar repleto de azúcares añadidos y grasas saturadas. Además, suponen un verdadero problema para las personas intolerantes o alérgicas a la lactosa, ya que está presente en todas sus elaboraciones (excepto en los sorbetes con base de agua). Por ese motivo esta receta tiene una destinataria muy especial: Cai, amiga, sé lo duro que resulta algo tan sencillo como comprar en el supermercado o comer fuera de casa cuando un intruso así llega a tu vida. Te animo a disfrutar de las enormes posibilidades que se abren ante nosotros cuando ocurren este tipo de «revoluciones».
Este helado tiene un ingrediente principal e indispensable: El plátano. Sabiendo que siempre notaremos un ligero sabor a esta fruta (¡Ningún problema, los plátanos nos encantan!), podremos elaborar mil y una combinaciones diferentes y exquisitas. Además, permite los mismos usos que los helados convencionales: servido como postre o merienda, como parte de tartas heladas, como acompañamiento de otros platos dulces o preparaciones… Las posibilidades son infinitas.
¡Y aquí vienen las mejores noticias de todas! Aquí no hay azúcar añadido (un aplauso para los diabéticos y aquellos que inteligentemente han eliminado el azúcar refinado de su dieta), no hay leche, nata, ni derivados (otro aplauso para los alérgicos e intolerantes, así como para los que han decidido dejar los lácteos de manera voluntaria), y adiós al gluten (un último aplauso para los celiacos y ¿por qué no? para aquellos que han dejado de consumir gluten como una opción personal, ya que cada vez existen mayores evidencias acerca de que su consumo resulta perjudicial para nuestra salud) ¡Ya me contaréis! Estoy segura que os va a sorprender.
INGREDIENTES
- 4-5 plátanos maduros
- 6 cucharadas de cacao puro en polvo
- 4 cucharadas de nueces peladas (u otros frutos secos, por ejemplo avellanas)
- 4 cucharadas de sirope de agave (puede sustituirse por miel, aunque con precaución porque aumenta considerablemente su índice glucémico)
PREPARACIÓN
Pelar los plátanos y cortarlos en rodajas. A continuación, ponerlos en el congelador dentro de un tupper o una bolsa de congelación hasta que estén bien firmes. Pasado este tiempo, colocar los trozos en el robot de cocina (es importante que tenga la potencia suficiente como para picar los trozos congelados; yo lo hago en la Thermomix), añadir el resto de ingredientes y triturar hasta lograr una crema untuosa y homogénea ¡Resulta increíble la textura final! Podemos consumirlo de inmediato o llevarlo de nuevo al congelador. Tan solo será necesario sacarlo con antelación para que no resulte excesivamente duro ¡Ñam! ¡Ñam!