El hecho de que lleve más de tres semanas sin publicar puede que os haya hecho pensar que he abandonado este proyecto, que es el blog, antes si quiera de empezar… Nada más alejado de la realidad. El problema es que, aunque las Navidades son una época fantástica para dar rienda suelta a nuestra creatividad en lo que decoración, regalos, cocina… se refiere, y a mi me apasiona, también me desborda en demasía.
¿Quién no se ve reflejado en esa vorágine de compromisos, compras y excesos que no nos permite disfrutar como nos gustaría de esos días tan especiales? Todos los años me propongo vivir la Navidad sin prisas, dedicándole a cada detalle el tiempo que me reclame, disfrutando de las luces, la música, el olor… y al final siempre es lo mismo. Para las próximas prometo no desistir en mi empeño.
Pues lo mismo me ha ocurrido con el blog y las redes. Aunque he cocinado bastante, no ha sido todo lo que me hubiera gustado (nos llevamos todo el año recopilando montones de recetas ideales para Navidad), y la mayoría de cosas que hemos preparado volaron mucho antes de poder fotografiarlas… Eso sí, hemos probado un montón de comidas ricas que podré ir compartiendo con vosotros a lo largo de 2017.
Y como todo año nuevo que se preste, este ha venido cargado de buenos propósitos: una mayor y mejor organización de mi tiempo, un poco de ejercicio que me permita ir recuperándome poco a poco y, como siempre… ADELGAZAR. Este año especialmente, porque por culpa de la falta de actividad física y la medicaciones (y dicho sea de paso, porque no he parado de “mover el pico”) cargo con un montón de kilos que no me pertenecen.
Así que he decidido comenzar el año con una receta más que adecuada para la operación post vacacional. Una que nos recuerde que los dulces no están prohibidos y que hay mil maneras de comerlos que pueden ser más ligeras y saludables de las que habitualmente conocemos. Mi intención es que durante los próximos meses las recetas del blog se aligeren en calorías y se tornen especialmente cuidadosas con nuestra salud, porque así vamos a comer en mi casa, y porque todos necesitamos periodos libres de tóxicos que nos reconcilien con nuestro cuerpo. Si además esto ayuda a que recuperemos la figura… ¡Bienvenido sea! Os iré informando de mis progresos y si os apetece compartid los vuestros también.
Esta es una receta de tortitas que encontré en el libro “Cocina sana para disfrutar” de Isasaweis. Esta faceta de Isabel Llano ha sido todo un descubrimiento porque yo solo la conocía por sus videos de YouTube sobre belleza y moda (temas que me atraen en su justa medida). Cuando un día mi madre me subió dicho libro de la tiendecita del hospital me sorprendió al primer vistazo. Estaba lleno de cosas fáciles, ricas y sanas, muchas que conocía y otras que me apetecía un montón probar. Es un libro delicioso, de cocina sencilla y con unas explicaciones muy amenas y asequibles que os recomiendo como un básico para la cocina diaria.
Quien crea que las tortitas están prohibidas en una alimentación sana o dentro de un régimen de adelgazamiento se equivoca. La avena es un cereal completísimo que está cargado de fibra, vitaminas y minerales. El uso de una leche vegetal en lugar de leche de vaca libera de la temida lactosa a los intolerantes y a los que huyen de la leche animal en general. Además no llevan azúcar. La miel artesanal está cargada de propiedades, y si os decidís por el sirope de agave es una fantástica opción para las personas diabéticas debido a su bajo índice glucémico. También tenemos plátano, que nos aporta vitaminas y potasio entre otros minerales, y nueces, que son ricas en ácidos grasos esenciales ¿Qué más les podemos pedir? ¿Que estén buenas? Pues calentitas son una delicia y pueden convertirse en una merienda super apetecible o en el fabuloso desayuno de los fines de semana.
Por cierto, en las fotos también podéis ver la sartén skillet de Le Creuset tan chula que me han regalado los Reyes Magos. Parece que he sido muy buena porque este es tan solo el primer regalo de un motón de cosas que os iré enseñando en las próximas entradas. Hasta pronto.
INGREDIENTES:
- ½ plátano
- 2 huevos
- 2 cucharadas de copos de avena (o 3 si no vamos a poner salvado)
- 1 cucharada de salvado de avena
- 4 cucharadas de leche (también vale la leche vegetal que más os guste)
- 2 nueces
- ¼ de cucharadita de canela
- ¼ de cucharadita de levadura química tipo Royal
- 1 pelín de AOVE (aceite de oliva virgen extra)
- miel artesanal (no utilicéis las marcas de miel que habitualmente comercializan las grandes superficies porque no conservan ninguna de sus propiedades)
PREPARACIÓN:
Ponemos en el vaso de la batidora todos los ingredientes, excepto el aceite, y batimos hasta obtener una mezcla homogénea. Con el aceite de oliva, y un pincel o papel de cocina, engrasamos ligeramente una sartén, extendemos un cacito de la mezcla y lo cocinamos a fuego medio. Cuando haya cuajado por un lado le damos la vuelta con ayuda de una espátula y lo cuajamos por el otro. Repetimos la operación con el resto de la mezcla. Podemos regar las tortitas con miel o sirope y acompañarlas de frutos rojos ¡Buen provecho!